Les saludo cordialmente, esperando estén bien. Resulta interesante la reflexión en torno a nuestra labor docente; la verdad, desde que era pequeña soné con ser maestra, afortunadamente tuve la oportunidad de convertirme en una, y eso me llena de satisfacción. Actualmente laboro en el Colegio de Bachilleres del Estado de Yucatán, en el plantel Santa Rosa.
Desde la planeación, hasta la ejecución de actividades, lo que hago es pensar en los resultados, ya que mi mayor pretensión es que mis alumnos logren aprendizajes significativos que les permitan resolver problemas cotidianos, suficientes para su formación integral.
Como antropóloga, las asignaturas que imparto corresponden al área Histórico-social: Historia de México II y Filosofía, en este semestre que finaliza, son siete mis grupos, y aproximadamente cinco horas de estancia al día. Generalmente trabajo con esquemas, auxiliada de guías de lectura y evaluaciones orales, así que no hay dificultades en el proceso enseñanza-aprendizaje, los jóvenes participan activamente, aunque la asignatura no resulta atractiva para algunos, procuro que las clases si lo sean, ya que así aprenderán mejor; pretendo ser su guía, no quien habla siempre, por eso les pregunto continuamente.
Realmente, un día en la escuela, es un día lleno de nuevas experiencias a pesar de las actividades de costumbre, como el saludo de los buenos días, el pase de lista, el tema correspondiente, etcétera. Existen tiempos de charla con los jóvenes, en los que comentan sus inquietudes y me sirven para mejorar, o simplemente para contar lo que les sucede, en la mayoría de las veces, el tema gira alrededor del noviazgo o afines a él; el tiempo transcurre casi sin darme cuenta, ya que mi estancia en el colegio es grato, sobretodo, porque también tengo la oportunidad de intercambiar experiencias laborales con los compañeros maestros en nuestra sala de reuniones.
El sentido a mis acciones, existe, es claro para mí: formar y transformar vidas, mejorar la mía mediante mi contribución laboral. Asimismo, porque en mi familia, mi labor continúa al enseñar a mi hijo sobre la importancia de mi trabajo, que realmente no es “trabajo”, porque es un gusto hacerlo; es gratificante cuando escucho “gracias” en voz de mis alumnos, es una palabra que me anima y alienta a continuar, por eso, estoy de acuerdo en la actualización docente.
"Un día en la escuela, es tiempo de aprendizaje personal..."
Elvira Caamal Vázquez
Desde la planeación, hasta la ejecución de actividades, lo que hago es pensar en los resultados, ya que mi mayor pretensión es que mis alumnos logren aprendizajes significativos que les permitan resolver problemas cotidianos, suficientes para su formación integral.
Como antropóloga, las asignaturas que imparto corresponden al área Histórico-social: Historia de México II y Filosofía, en este semestre que finaliza, son siete mis grupos, y aproximadamente cinco horas de estancia al día. Generalmente trabajo con esquemas, auxiliada de guías de lectura y evaluaciones orales, así que no hay dificultades en el proceso enseñanza-aprendizaje, los jóvenes participan activamente, aunque la asignatura no resulta atractiva para algunos, procuro que las clases si lo sean, ya que así aprenderán mejor; pretendo ser su guía, no quien habla siempre, por eso les pregunto continuamente.
Realmente, un día en la escuela, es un día lleno de nuevas experiencias a pesar de las actividades de costumbre, como el saludo de los buenos días, el pase de lista, el tema correspondiente, etcétera. Existen tiempos de charla con los jóvenes, en los que comentan sus inquietudes y me sirven para mejorar, o simplemente para contar lo que les sucede, en la mayoría de las veces, el tema gira alrededor del noviazgo o afines a él; el tiempo transcurre casi sin darme cuenta, ya que mi estancia en el colegio es grato, sobretodo, porque también tengo la oportunidad de intercambiar experiencias laborales con los compañeros maestros en nuestra sala de reuniones.
El sentido a mis acciones, existe, es claro para mí: formar y transformar vidas, mejorar la mía mediante mi contribución laboral. Asimismo, porque en mi familia, mi labor continúa al enseñar a mi hijo sobre la importancia de mi trabajo, que realmente no es “trabajo”, porque es un gusto hacerlo; es gratificante cuando escucho “gracias” en voz de mis alumnos, es una palabra que me anima y alienta a continuar, por eso, estoy de acuerdo en la actualización docente.
"Un día en la escuela, es tiempo de aprendizaje personal..."
Elvira Caamal Vázquez
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